¿Se puede amar sin tener sentimientos? Almendra, una novela de Sohn Won-Pyung
- coreade3en3
- 1 jul 2021
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 2 jul 2021

Almendra es una novela surcoreana que relata la historia de un adolescente que tiene alexitimia, una condición genética que le impide tener sentimientos y emociones.
Reseña
Esta es la historia de Yunjae, un joven que ha nacido con una condición anatómica extraña. Las amígdalas en su cerebro son más pequeñas que una almendra y por ello no puede transitar sentimientos y emociones.
Su madre y su abuela se preocupan de enseñarle cómo reaccionar ante los demás, con gestos y frases que puedan disimular su condición. El joven no tiene miedo ni vergüenza ni comprende las manifestaciones de los demás.
Un día, imprevistamente pierde a su familia en un ataque callejero y debe enfrentarse en soledad al complejo mundo, incluyendo la necesidad de sobrevivir como adolescente en lo que hace a su economía doméstica así como a sus relaciones sociales.
Un viejo amigo de su madre intervendrá como protector y guardián del equilibrio

y su propio acosador (bully) ocupará un rol trascendente en la vida de Yunjae.
Su vida se verá sacudida cuando comience a relacionarse con una jovencita de nombre Dora y nos preguntaremos: ¿Podrá amar una persona que no siente nada?
La autora
Sohn Won-Pyung (손원평) es una novelista nacida en Corea del Sur en 1979. Ha ganado premios literarios por sus novelas Almendra (아몬드) y Seoreunui bangyeok (서른의 반격).
En sus novelas, la autora explora el significado de la existencia humana.
También es guionista y directora de cine. Estudió Ciencias Sociales y Filosofía, además de Dirección de cine.
En Almendra, la autora se ajusta a relatar una enfermedad real, la alexitimia, y ha conseguido con ella un enorme éxito literario.
Qué es la alexitimia?
La alexitimia se refiere a la incapacidad de una persona para lograr establecer una correspondencia entre las acciones y las emociones. Las principales manifestaciones son la incapacidad para expresar las emociones y sentimientos, la limitación de la vida imaginaria, la tendencia a actuar para evitar o solucionar un conflicto y la descripción muy detallada de los hechos y los síntomas físicos.
La persona con alexitimia no puede expresar su dimensión inconciente en palabras.
Es un trastorno bastante extendido y afecta a una de cada siete personas y es muy frecuente en personas afectadas por trastornos del espectro autista.
Ficha Técnica:
Título Original: (Almond, 2017)
Autor: Won-pyung Sohn
Editorial: Temas De Hoy
Colección: Temas de hoy
Copyright:
© Won-pyung Sohn, 2017
© Por la traducción: Sunme Yoon, 2020
© Editorial Planeta, S.A., 2020
Traducción: Sunme Yoon
1ª Edición: Marzo 2020
Algunas frases extraídas de la novela
Ø Todo lo que sabía a los seis años acerca de dónde estaba mi casa era que quedaba en algún lugar al otro lado del puente.
Ø En ese entonces, nos enseñaban en el jardín la canción Hacia adelante y pensé, como decía la letra, que el mundo era redondo y que en algún momento llegaría a casa si iba siempre hacia delante, de modo que seguí moviendo sin descanso mis pequeños y torpes pies.
Ø Como un príncipe que hubiera sido maldecido para no sonreír jamás, yo no movía un músculo de la cara. Mi mamá recurrió a todos los medios que se le pasaron por la cabeza para hacerme reír, como una princesa extranjera dispuesta a hacer lo que fuera para despertar el corazón del príncipe encantado.
Ø No me asustaba del anciano tuerto que vivía en el piso de abajo ni del enorme perro negro que tenía atado en el cantero de flores del edificio.
Ø Nunca sé por qué los demás se ríen o lloran y apenas puedo percibir de manera vaga lo que es la tristeza, el amor o el miedo.
Ø No saber lo que es el miedo no significa ser valiente, sino ser un idiota que se queda inmóvil cuando se le viene encima un automóvil.
Ø La solución más cómoda es poner siempre la expresión más parecida a la de a otra persona.
Ø Cuando uno repite muchas veces algo, llega un momento en que se desdibuja el sentido. Entonces las letras dejan de ser letras y las palabras dejan de ser palabras y empiezan a sonar como un lenguaje extraterrestre, incomprensible.
Ø Todos los solsticios de invierno subíamos sin falta a la azotea y, apoyando la cámara en un ladrillo, nos tomábamos una foto de familia. Yo era el único que crecía sin parar entre mi madre vampiro y mi abuela gigante, que no cambiaban nunca.
Ø Yo era el chico que había estado en el lugar del crimen, el que había visto con sus propios ojos cómo alguien de su familia moría desangrado. El mismo que, aún así, era capaz de decir que no había sentido nada sin que se le moviera un pelo.
Ø Yo nunca había sido abandonado. Mi cabeza era un desastre, pero mi espíritu no se había corrompido gracias al calor de esas manos que habían aferrado las mías a uno y otro lado.
Ø Debió de parecerle divertido porque lanzó una sonora carcajada. Fue como si miles de cristales de hielo se desperdigaran por el suelo.
Ø Los rayos de sol de la tarde caían largos y yo volvía a casa después del colegio. El aire era frío y el sol parecía contemplar la tierra desde lejos. Puede también que esté equivocado, que el sol cayera a plomo e hiciera un calor bochornoso e insoportable.
Ø Olía a hojas secas, pero también a brotes nuevos de primavera y evocaba en mí las cosas más contradictorias.
Ø Del mismo modo que los animales presienten los terremotos y los insectos salen a la superficie cuando está por desencadenarse una tormenta, yo sentía un escozor en la columna cuando Dora iba a llegar.
Ø En realidad, nadie puede saber si una historia terminará en tragedia o comedia. Quizá sea imposible desde el principio clasificar una existencia como una y otra. La vida no hace más que fluir imparable, guardándonos toda clase de sabores.
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